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sábado, 12 de mayo de 2012

LAS FRESAS, ¡SE LIMPIAN ASÍ!


LAS FRESAS, ¡SE LIMPIAN ASÍ!
           
            Amiga Celina, el domingo fui con un grupo de amigos a comer una paella al campo, a la caseta de Magdalena y de Roberto. Viven en el campo desde hace un par de años y tienen con ellos a la madre de Roberto que todavía está muy bien, a pesar de sus ochenta años; han alquilado su piso y también le cogen su pensión
            Pasamos un día muy agradable, me refiero al tiempo, pues el viento que de vez en cuando soplaba, no era lo suficientemente fresco que nos incomodara, no, lo pasamos bien. Recuerdo que no hace mucho tiempo, cuando hacíamos estas piñatas, hablábamos de los proyectos económicos, de los estudios de nuestros hijos, de si ésta u otra asignatura se necesitaba para cumplimentar la carrera. Parece  ser que fue un acierto, todo el mundo encontró trabajo. El chico de Fernanda que no quiso seguir los estudios y se fue a trabajar a la construcción (al ladrillo como dicen ahora) y con el dinero que ganaba se compró un coche de no sé cuantos cilindros(así lo comentan), y ahora se ha quedado en el paro, todavía no ha acabado de pagar el coche y los padres no saben qué hacer, ni él tampoco.
            Ya sabes, los comentarios son siempre los mismos en estos difíciles tiempos que estamos viviendo. Se hacen mil conjeturas de cómo organizarse. Se cuentan casos muy alarmantes y la gente se repliega hacia sí, las familias se reagrupan. Muchos jubilados están manteniendo a sus hijos y nietos.
            ¿Te acuerdas de Paco, el andaluz que vino a hacer la mili y se quedo? Paco ha vivido aquí más de cuarenta años, se jubila dentro de unos meses y nos contaba: “Cuando vine de Andalucia estaba muy contento pues tenía trabajo en el textil, sólo he cambiado dos veces de empresa y ahora, próxima mi jubilación, ya pagado el piso y el coche, resulta que mi hijo Pedro se ha quedado en el paro. Es mecánico, pero le han cerrado el taller, su mujer tampoco tiene trabajo y están los dos niños, mis nietos,  ¿sabes que me ha dicho?, que se vuelven al pueblo. Allí yo dejé una vieja casa y unas hectáreas de terreno, hoy baldío y que va a hacerse agricultor ¿pero tu crees que esto es posible?. Se fue el padre y ahora vuelve el hijo.
Le pregunté como era posible y me dijo que el hijo iba a cobrar el paro durante un par de años y que en ese tiempo mientras le salia o no trabajo iba a reparar la casa y a hacer una huerta y una granja. ¡Es horroroso!, es como volver atrás cincuenta años.
            Comprendo el pánico de Paco pero no me parece mala idea el proyecto de Pedro. Cuando se lo decía a Paco éste me miraba y no me comprendía y vi que al igual que este andaluz que un día se vino a estas tierra en busca de mejor fortuna, muchas otras personas se encuentran ahogas de deudas y muy acosadas sin ver salida a su situación económica. Nos han hecho creer que éramos ricos cuando en realidad no hemos dejado de ser pobres. ¿Y qué quieres?, la gente se debate angustiada intentando encontrar una salida.
            Lo que me ha impresionado más es el caso de Rafael. Se montó una tienda de electrónica y su hermano y su madre le avalaron, su madre con su piso claro y le ha ido mal y no ha podido pagar sus deudas y ahora el banco ha desahuciado a la pobre Dª Marita que se creía la gran señora porque tenía un piso hermoso ya pagado, su estado anímico es deplorable.
            ¿Has visto la cantidad de tiendas que compran oro viejo?. No sabes la cantidad de dinero que están haciendo con la cantidad de oro que la gente va vendiendo para poder salir de apuros.
            La que más argumentaba sobre el tema era Clara mientras pelaba las fresas, para hacer la ensalada de frutas. La madre de Roberto la miraba insistentemente desde un rincón de la cocina. Clara cogía la fresa rebanaba donde estaban las pequeñas hojas y las depositaba en el frutero Y de nuevo retomaba sus acaloradas explicaciones. “Pues esa pareja de Peruanos han tenido que volver a su tierra, se compraron un piso y ya pagado quisieron otro más grande, no les bastaba éste, lo dieron al banco y se compraron el otro. A pesar de poner en garantía su piso se quedaron con una deuda de cuarenta mil euros y ahora al quedarse sin trabajo no han podido seguir pagando la hipoteca y claro, el Banco se ha quedado con el piso. Y es que la gente no sabe ahorrar y se mete en unos berenjenales enormes”
            En ese momento se levanto la abuela y se dirigió hacía Clara y con toda resolución le espeto:
.-“Tu si que no sabes ahorrar, estas quitando casi la mitad de la fresa al cortar las hojitas, las judías que has puesto a hervir no  les has quitado la punta, sino un trozo, las zanahorias están mal peladas pues habéis dejado la mitad en la piel. Mira, coge el cuchillo y haz un redondel al lado del pezón y extrae sólo las hojas. ¿Ves?,  así se pelan las fresas”.
            Todos nos pusimos a reír de las ocurrencias de la vieja, menos yo que de repente, el pasado hambriento y desolador me golpeo duramente. Recordé con nitidez  cuando un día al salir del colegio pasamos una amiguita y yo frente a una frutería. Le pregunté a mi compañera que era aquello tan grande que brillaba en el frutero central  y me responde con toda naturalidad: “Pues una manzana, ¡qué va a ser!”.
.-¿Tan grande?. No puede ser.-le repuse. No, las manzanas son más pequeñas y están estropeadas,y la mitad podridas, no brillan. Mi madre me hace pelar cada día que las hay, un plato para poder comerlas en el postre y cuando protesto porque algunas tienen gusanos me dice:
.-“Esas que  tienen  agujeros son las mejores,  las más buenas ¿tu que te crees que los gusanos son tontos?, Siempre escogen las mejores, las más dulces así que coge el cuchillo y redondea donde está la lombriz devoradora la sacas y la tiras y el resto al plato para el postre.
Sentí una amargura, pues muchas veces las cosas del pasado vuelven golpeándonos y me da la sensación de no haber superado en nada un pasado de escasez, represión y desorganización.

             SALOMÉ MOLTÓ, Alcoy - Alicante - España

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