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sábado, 20 de abril de 2024

FABRICAS DEL AMOR -Juan Gelman, Buenos Aires, Argentina

 


 






FÁBRICAS DEL AMOR


Y construí tu rostro.
Con adivinaciones del amor, construía tu rostro
en los lejanos patios de la infancia.
Albañil con vergüenza,
yo me oculté del mundo para tallar tu imagen,
para darte la voz,
para poner dulzura en tu saliva.
Cuántas veces temblé
apenas si cubierto por la luz del verano
mientras te describía por mi sangre.
Pura mía,
estás hecha de cuántas estaciones
y tu gracia desciende como cuántos crepúsculos.
Cuántas de mis jornadas inventaron tus manos.
Qué infinito de besos contra la soledad
hunde tus pasos en el polvo.
Yo te oficié, te recité por los caminos,
escribí todos tus nombres al fondo de mi sombra,
te hice un sitio en mi lecho,
te amé, estela invisible, noche a noche.
Así fue que cantaron los silencios.
Años y años trabajé para hacerte
antes de oír un solo sonido de tu alma.

 

JUAN GELMAN, Buenos Aires, Argentina


CUANDO NUESTRO DOLOR FINGIESE AJENO - Macedonio Fernández, Buenos Aires, Argentina

 









CUANDO NUESTRO DOLOR FINGIESE AJENO


Voz de un dolor se alzó del camino y visitó la noche,
Trance gimiente por una boca hablaba.
Eran las sombras dondequiera. Mis manos
Apartándolas para mis pasos
Heridos de la impaciencia y el tropiezo
Buscando aquel pedido de persona dolida.
Grito que ensombreció la sombra
Volvió a enfriar el pulsar de mi vida.
Y tropezando con el alma y el paso
No de mi pena, de ajena pena,
Creí afligirme, cuando hallé sangrando
Mi corazón, por mí clamando,
¿Qué desterrado de mi pecho habría?
Porque solo el recuerdo su latido daba
Y solo en el recuerdo mi dolor estaba
Y así desde el camino me llamaba
Y apenas cerca me sintió, acogiose
A mi pecho triunfante como enojado dueño,
Y al instante se dio a clavarme aquel latido;
El latir de su lloro del dolor del recuerdo.
Y hoy desterrarlo de nuevo ya no quiero.
Que ese dolor es el dolor que quiero.
Es ella,
Y soy tan solo ese dolor, soy ella,
Soy su ausencia, soy lo que está solo de ella;
Mi corazón mejor que yo lo ordena.



MACEDONIO FERNÁNDEZ
, Buenos Aires, Argentina

Macedonio Fernández (Buenos Aires, 1 de junio 1874 – 10 de febrero de 1952) perteneció, cronológicamente, a la generación modernista de Leopoldo Lugones.


ALMA VENTUROSA - Leopoldo Lugones, Argentina

 








ALMA VENTUROSA

  

Al promediar la tarde de aquel día, 
cuando iba mi habitual adiós a darte,
fue una vaga congoja de dejarte
lo que me hizo saber que te quería.

Tu alma, sin comprenderlo, ya sabía...,
con tu rubor me iluminó, al hablarte,
que al separarnos te pusiste aparte
del grupo, amedrentada todavía.
 
Fué silencio y temblor nuestra sorpresa,
mas ya la plenitud de la promesa
nos infundía un júbilo tan blando,

que nuestros labios suspiraron quedos...
y tu alma estremecíase en tus dedos
como si se estuviera deshojando

  

LEOPOLDO LUGONES, Argentina


LA GUERRA - Erich Hartmann, Alemania

 




LA GUERRA -  Erich Hartmann, Alemania



EL BARÓN MEGATA Y EL TANGO – Luis Alposta – Buenos Aires, Argentina



             









Tsunayoshi Megata


 EL BARÓN MEGATA Y EL TANGO 

 

En 1920 un aristócrata japonés, el barón Tsunayoshi Megata, viaja a París con la intención de someterse a una operación para hacer desaparecer, así, una mancha (un hemangioma) que, de nacimiento, tenía en el rostro.

Al poco tiempo de su llegada ve actuar en El Garrón a la orquesta de Manuel Pizarro. Fascinado por el tango, contrata los servicios de un profesor, hasta llegar a convertirse en un eximio bailarín, olvidándose para siempre de la operación.

Seis años después, llevando consigo un álbum de discos grabados por Pizarro y por Bianco-Bachicha, regresa a Tokio e instala una academia de baile, gratuita, en la que enseña a bailar el tango a la aristocracia japonesa. A pesar de que no daba clases profesionalmente, quienes lo conocieron me han contado que Megata era muy estricto en la enseñanza del baile y en todo lo referente a urbanidad.

Personalmente, su figura siempre me interesó, de modo que cuando viajé a Japón emprendí una investigación sobre su persona. Tuve la suerte de conocer a varios de sus discípulos y, entre ellos, fue la duquesa de Okuma la que me contó que Megata era muy aficionado a los deportes. Piloto de avión, después de las lecciones solía conversar sobre aviación en prolongadas charlas que se prolongaban hasta la madrugada. Fue, además, el primer japonés que importó una motocicleta -una Harley –Davidson- de los Estados Unidos.

Megata fue el verdadero introductor del tango en Japón.

            Cuando regresé de aquel viaje le dediqué un tango. Le envié la letra a Edmundo Rivero, que se encontraba veraneando en Mar del Plata, y una semana después me lo cantó por teléfono. Le había puesto música.

 

 

        A LO MEGATA


El barón Megata, en el año veinte,
se tomaba el buque con rumbo a París,
y allí, entre los tangos y el “dolce far niente”,
el japonesito se hizo bailarín.

Flaco y bien plantado. Pinta milonguera.
De empilche a lo duque, aun siendo barón.
Bailó con Pizarro, y una primavera
empacó los discos y volvió a Japón.

Y así llevó el tango
a tierra nipona,
donde gratarola
lo enseñó a bailar.
Cuentan que Megata
no cobraba un mango,
por amor al tango
y por ser bacán.

No sólo enseñaba cortes y quebradas,
también daba clases de hombría de bien,
junaba de noches y de madrugadas,
piloteaba aviones y más de un beguén.

Y tal vez ahora, que está aquí presente,
mientras una Sony nos pasa “Chiqué”,
alguien, allá en Tokio, elegantemente,
baile a lo Megata sin saber quien fue.


LUIS ALPOSTA, Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA


“A LO MEGATA” – tango de Alposta y Rivero - Canta Edmundo Rivero

https://www.youtube.com/watch?v=zcBRS3m1Xbs


LA BUSCA - César Tamborini Duca, León, España

 




LA BUSCA 

En “La Busca” el personaje principal es un niño-adolescente -Manuel- al que la vida va oponiendo obstáculos en su camino a la edad adulta. La temática central se desarrolla principalmente en los suburbios (del latín “sub urbis”) de Madrid, en sitios donde se enseñorea la desesperanza que produce la pobreza o miseria, de la que es difícil desembarazarse y es donde surge el deseo y la esperanza de poder salir de esa clase mísera de la baja sociedad para lograr ocupar un sitio en la clase media, deseo encarnado en el protagonista pero que se puede hacer extensivo a cualquier persona de esa clase social desamparada, es lo que con su artística pluma describe Pío Baroja.

Una sociedad -la madrileña- producto de las sociedades típicas del siglo XIX donde cohabitan gentes humildes y las del bajo fondo, es la que nos va describiendo: esas vidas tortuosas, duras, de personajes de distintas edades y sexos, pero sin caer en sentimentalismos ni tampoco en el uso de tonos festivos, ni de lirismos retóricos.

La taberna de la “Blasa” (taberna real y típica de principios del s. XIX) permite realizar al autor un detalle prolijo  del paisaje suburbano de la capital, además de proporcionar notas más líricas en el encuentro protagonizado por Manuel con su primo Leandro (mayor que él, y curtido en el ambiente de rufianes), su amigo Roberto (el estudiante) y la prima de éste, llamada Fanny, una pintora bohemia que deseaba conocer los bajos fondos al que tan habituado estaba Leandro.

Corrala en Lavapies, Madrid

En el segundo capítulo de la IIª parte se efectúa una descripción del Corralón -conocido como “la Corrala”- donde vivía el tío Rilo y donde sentó sus reales Manuel, en su triste trajinar por distintos lugares. La vivienda estaba en el Paseo de las Acacias y constaba de un callejón de entrada, un patio y tres pisos a los que se accedía por escaleras de ladrillos a una galería común que de trecho en trecho albergaba puertas de acceso a varias viviendas, en una tipología clásica con ese patio central a lo que en Buenos Aires se conoce como “conventillo”, que reúne a varias familias y pueden generar amistades o discordias. Lo describí en enero:

En el capítulo III describe la “Corte de los Milagros” y sus miserias, donde a la hora del ‘rancho’ coexisten personajes de la más amplia categoría de seres humanos desamparados, productos de la ciudad misma. Una ciudad capaz de producir el abigarrado producto de gentes que deben luchar contra las injusticias sociales para sobrevivir, generando así niños famélicos, varones vagabundos, golfos, prostitutas, descuideros, hampones, mujeres “de la vida” que los acompañan en ese desamparo que produce seres violentos y amorales en una sociedad trágica, grotesca.

Un desamparo tan abrumador no podía ser remediado o al menos paliado en parte por la caridad (“Casa de la Doctrina”), ni por las organizaciones obreras que en ese entonces eran todavía pequeñas, ni por ningún tipo de asociación humanitaria, que deja entrever la necesidad de la participación del Estado para remediarlo.

En este laberinto social solo encuentra una salida la figura de un trapero, el señor Custodio, que pese a no saber leer ni escribir, tiene la inteligencia propia de las personas con sentido común, con ideas para la reutilización de la basura generada en la zona. Y Manuel, que pese a sus relaciones peligrosos del entorno donde se desenvolvía, resistió finalmente los ofrecimientos de sus amigos para delinquir; su bonhomía aparece también cuando (pág. 182 y 183) demuestra su decepción al acudir a una corrida de toros, por la crueldad del toreo.

Lo que antecede viene a ser una síntesis del significado del libro de Pío Baroja, editado por la Biblioteca Básica Salvat, en Madrid en el año 1969. Novela que apareció en el año 1904 como la primera parte de una trilogía que incluía otras dos novelas, “Mala Hierba” y “Aurora Roja”, del mismo año.

 Conventillo en La Boca

Además de esta relación crítica quiero destacar aspectos de interés para el lector argentino, principalmente aquellos interesados en el tango y en el submundo originario de los lunfardos, puesto que encontramos similares características en el lenguaje, en el hábitat, en las costumbres de los primitivos habitantes suburbanos de las grandes ciudades argentinas, principalmente Buenos Aires y en menor medida Rosario y Córdoba.

Por todo ello mencionaré algunos de estos aspectos indicando las páginas donde se encuentran en esta edición; si fuera preciso copiaré algún párrafo. También realizaré una lista del vocabulario con su significado, donde se encuentran palabras comunes con el lunfardo y otras que no lo son, pero que corresponden al idioma jergal español, o las que ahora están en desuso.

Descripción de la miseria, está en la página 70
Un palique sin s final ni consonante final, en 4 o 5 palabras de la pág. 97
Palabras jergales en pág. 99 y 100
Duelo de cuchilleros, representado en las páginas 111 y 112
Vocabulario
Cotarro: cuarto, habitación; pág. 36 (de él deriva cotorro)
Burdel: casa de prostitución (NO LUNFARDO)
Gachó (del caló): hombre en sentido despectivo; pág. 62, 113 y 179
Hay un relato en pág. 62 y 63 que recuerda por su similitud, el tango “Ivette”
Najarse: escapar, huir; pág. 65
Jamar (del caló): tomar alimento, por analogía con manyar; pág. 65
Chiribitiles: habitación pequeña, sucia y descuidada; pág. 68
Jierro: se refiere al dinero; pág. 80
Jai laif: alta vida (Jailafe); pág. 96
Alpiste: bebida; pág. 103
…”y bailó un tango”; pág. 104 y 106
Sarasa: hombre afeminado; pág. 110
Cabayeros, eya: yeísmo, pronuncian y en lugar de ll; pág. 110
Golfa: vagabunda, prostituta; pág. 132
Ninchi: chico, muchacho / tonto, memo; pág. 137
Piri: designa un recipiente de barro (en desuso), es el rancho, la comida en la cárcel; p. 141
Gigoló: amante de la prostituta y mantenido por ella; pág. 162
Colá: tiene el sentido de “metejoneada”; pág. 179
Chalá: chalada (lo mismo que chiflada); pág. 179
Panoli: cándido, tonto; pág. 180
Trichina: se refiere a la triquinosis producida por los cerdos; pág. 186
Chato: que tiene la nariz pequeña y aplastada; pág. 186 (en Arg. Le decimos “ñato”)
Amolarse: fastidiarse; pág. 186
Moler: fastidiar, molestar; pág. 188
Chulos: personas que lucran con la actividad sexual de terceros (proxenetas); pág. 188
Filando: observando; pág. 188. En Arg., filar es 1. Hacer el cuento / 2. Observar / 3. huir, marcharse


CÉSAR J. TAMBORINI DUCA
, León, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

Académico Correspondiente para León

Academia Porteña del Lunfardo

EL TREN - Floreal Rodríguez de la Paz, Alcoy, Alicante, España

 









EL TREN


Ahora sé qué hacer
con mi tristeza,
con mi nostalgia.

Ya no puedo mirar
por sus ventanas,
y que los ojos miren por sus
ventanas,
y que los ojos se nublen por
su mirada.

Va como loco el tren,
no es un tren.

Un tren que no tiene alma
no es un tren.


FLOREAL RODRIGUEZ DE LA PAZ, Alcoy, Alicante, España

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


RETRATO - Carlos Penelas, Buenos Aires, Argentina

 











RETRATO


Acuérdate. Es tan sólo una imagen.
Flotabas por encima de la parra
en la felicidad de un tiempo.
El niño y tú eran uno en esa tarde
que flotaba por encima de los techos.
El niño tenía siete años y era feliz en ese patio
envuelto de voces castellanas y gallegas.
Rodeado de reyes, de naves, de corsarios.
Era feliz en una isla desierta, en el lejano oeste,
en una nave espacial alrededor de la luna.
Ahora hay un hombre sentado ante una mesa,
inclinado sobre libros y papeles,
con una pipa en la mano y humo holandés.
Escribe unas líneas ante un niño
que una tarde soñaba por encima de los techos.

Buenos Aires, abril de 2024

CARLOS PENELAS,
Buenos Aires, Argentina

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA

www.carlospenelas.com


SINTONIA CON EL SILENCIO - Guillermo Fernández del Carpio, Arequipa, Perú

 




SINTONIA CON EL SILENCIO

A todo ser solidario, porque se necesita más de ellos.

 

El silencio de la habitación era el silencio del tiempo que no había vivido. Ya estaba un año en estado de coma. La habitación intentaba ocultar el drama con algunos cuadros de Rembrandt, una nueva alfombra gris, tres sillas alrededor de la cama para acompañarlo en esa sintonía con el silencio, una mesa elegante y encima un computador, una lámpara al lado del mismo, el closet clásico que siempre quiso tener y muchos libros ordenados por materia en un estante de pino muy bien jaspeado. Había naturalmente algunos aparatos que controlaban su estado cardíaco y cerebral.

Los médicos aconsejaron que se escuchara música clásica en aquella habitación. Su hermana Lucía alternaba la orden médica; un día Chopin, otro Vivaldi, los fines de semana siempre Schubert, como los domingos Stravinsky…Nadie sabía en aquel silencio lo que ocurría en aquella mente, nadie.

En aquella casa, nadie quería rememorar el accidente. Lucía guardaba con mayor firmeza la esperanza del despertar de su hermano algún incierto día. Suponía que la mente humana es muy compleja, pero algún indicio debería de existir que avivara su esperanza. ¿Cuál indicio podía ser aquél?

Antonio Osorio ejerció la medicina, era cardiólogo y presumo que en varias oportunidades estuvo ante habitaciones como la que he descrito. Presumo también que tuvo varios pacientes en estado de coma y se enfrentó con valor al inevitable silencio, con el cual ahora convive.

Lucía, creía que de algún modo podía comunicarse con él. Desatinada no era aquella tierna idea, porque el coma no invalida absolutamente la mente. La premisa de que el coma es un sueño y que posee un grado de actividad mental, iba teniendo forma y la brisa de una esperanza. Osorio quizás en ese universo silente recordaba, soñaba y en sus sueños tenía otros sueños. Su vida transcurrida se hacía una película en su mente. Algo de lo externo, en aquella habitación que ocultaba el drama, podía sintonizar con él.

Lucía se atrevió a leer algunos párrafos del diario de su hermano. En él encontró un apunte sobre el Quijote. A Osorio le encandilaba el pasaje donde Alonso Quijano se vuelve Caballero. En tal diario, escribió: “Me gustaría ser un Quijote que en su estado de locura, recorre el mundo junto a Sancho y Rocinante…”. Lucía rápidamente llamó a uno de los empleados de la casa que fingiera del Quijote y bajo un libreto que escribió a groso modo, escenificaron un pasaje de la célebre obra cervantina frente a Osorio, una tarde en aquel cuarto con los autorretratos de Rembrandt como testigos.  A los pocos minutos, notó un semblante diferente en su hermano, como que hubiera presenciado tal escenificación.

También escenificaron una escena del Enfermo Imaginario de Moliere y otra del Mercader de Venecia de Shakespeare. El semblante de Osorio tomaba más vida o en todo caso, así lo veía Lucía. Imaginó en varias ocasiones ser una paciente que acudía al médico y le narraba su estado de ánimo. Ella misma, respondía, como suponía que lo hacía su hermano: “Que le vaya bien Señora, saludos por casa. Cualquier suceso, hágamelo saber”.

Estos hechos fueron conjugándose en un artificio inteligente y muy terapéutico. Fueron incontables veces, en muchos años, las escenificaciones de obras y lecturas de poemas, uno siempre cada día.

Lucía murió muy joven un otoño de 1999. Osorio despertó de aquel sueño a los pocos días, después del accidente aéreo de octubre de 1992, cuando regresó de París. Así suele ser el destino.

Le contaron sus primos todo lo que su hermana Lucía hizo por él. Al enterarse lloró mucho aquella noche. Al día siguiente, recorrió toda la casa y en la sala encontró varias fotos de la familia. Se detuvo a ver las que estaba solamente con su hermana. Allí recordó los juegos interminables que tenían de niños en el campo, en el parque y en el patio de la casa. Aquel patio era de color rojizo.

El semblante de Lucía era siempre sonriente, era intrépida para la actuación, hábil con la aritmética y leía poemas de Mistral detenidamente y su obra preferida era El Principito de Exupéry. Lucía nunca contrajo matrimonio a igual que su hermano. Ambos vivieron juntos desde la juventud, después de la muerte de sus padres.

Imaginó todo el amor de su hermana cuando estuvo inconsciente. Empezó a escribir un libro con la intención de publicarlo en dos años. Mientras escribía tiene la imagen de su hermana cuando era niña. En este libro, describiría su infancia, su experiencia de haber estado en coma y el amor inmensurable hacia su pequeña hermana. Desde ese entonces, Osorio hace sintonía con el silencio de Lucía.  Sus memorias, tendrían por título “Sintonía con el Silencio”.


GUILLERMO FERNÁNDEZ DEL CARPIO, Arequipa, Perú

MIEMBRO HONORÍFICO DE ASOLAPO ARGENTINA


LOS MISTERIOS DE LAS CIUDADES MÁGICAS - Antonio Las Heras, Buenos Aires, Argentina

 



LOS MISTERIOS DE LAS CIUDADES MÁGICAS


SHAMBALÁ.Ciudad de los Césares, Paititi, Agharta. ¿Existe Erks bajo el cerro Uritorco?

La Ciudad de los Cesares, Shamballá, Erks, Paititi, Agharta, son todos nombres de sitios, ciudades o territorios, nunca recorridos por ojos profanos. Se menciona que se trata de “ciudades sagradas” a los que sólos acceden quienes obtuvieron el desarrollo espiritual necesario.

Después de mucho tiempo trabajando su “ser interno “ de la guía de un maestro adecuado, al que se accede porque el discípulo así lo ha decidido, sintiendo un llamado que surge desde el alma.

“El maestro aparece cuando el discípulo está preparado”, dice un proverbio hindú, y se logra la preparación necesaria para ver sin necesidad de los ojos físicos. Es la apertura a una “visión trascendente”, cósmica, extrasensorial, para expresarlo en términos parapsicológicos y científicos.

Aquellas personas normales ceñidas al mundo material, fueron también buscadores incansables de las ciudades esotéricas y misteriosas. De más está decir que nunca las encontraron, porque lo que anhelaban de ellas eran mezquinos intereses terrenales.

Así los conquistadores de todas razas y credos se cansaron de recorrer América y sufrir todo tipo de privaciones, en la búsqueda de la Ciudad de los Césares a la que soñaban con calles empedradas de oro y muros donde brillaban piedras preciosas, supuestamente ubicada en la Patagonia.

En realidad, nunca llegaron a comprender que se trataba de símbolos y no de metales o joyas reales. Por eso padecieron, hasta terminar encontrando la muerta, sin hallar aquello que pretendían. Es muy conocido el interés que entre los jerarcas que acompañaban a Adolf Hitler despertaron estos lugares.

El gobierno nazi dispuso de grandes sumas de dinero con las que financió expediciones a las entrañas mismas de territorios de India, el inaccesible Tíbet y la enigmática China con el propósito de desentrañar aquellos misterios y adquirir un poderoso y vital saber esotérico. Hasta donde puede saberse, fracasaron.

Y quienes llegaron a los sitios sagrados, habrían renunciado para siempre a las ideas del Mal. A comienzos del Siglo XX, la destacada filósofa del esoterismo, Madame Blavatsky (fundadora de la Sociedad Teosófica y descubridora de Jidu Krisnamurti) buscó a Agharta y Shamaballa por la región del Tíbet.

Sólo su grupo más íntimo supo si tuvo éxito. Alexandra David Neel, que pertenecía a la francmasonería femenina, cruzó el Tibet cuando ello estaba absolutamente prohibido para los extranjeros, poniendo en riesgo su vida porque contaba con la certeza de que Shamballa bien valía el esfuerzo.

Carl Gustav Jung, genio de la Psicología del Siglo XX, estaba convencido de la importancia que estas ciudades mágicas tienen en el psiquismo profundo humano, al que llamó inconsciente arquetípico. Shamballa la ciudad oculta entre montañas, de los maestros y guías del espíritu donde la muerte física sólo es un recuerdo, no existen las enfermedades y todos viven en serenidad y armonía.

De acuerdo a las más antiguas Tradición Hermética del Asia Central, en el corazón del Desierto de Gobi, en el extenso territorio chino, está inaccesible a profanos y curiosos, un lugar donde habita el rey del Mundo y al que sólo algunos lamas muy avanzados pueden acceder. Rodeado de una escogida corte de maestros en todos los conocimientos del ser humano, custodian una biblioteca con toda la sabiduría actual y perdida. También en nuestro continente americano hay noticia de ellas.

A la ya mencionada Ciudad de Cesares, sita en el sur argentino, debemos agregar Paititi en una región incierta de de la frontera entre Perú y Brasil mientras que Erks, en las profundidades del cerro Uritorco situado en la serrana localidad cordobesa, próxima a Capilla del Monte. A su existencia cierta se han referido desde hace décadas importantes estudiosos.

De acuerdo a las investigaciones, los indios comechingones que habitaban la región de la cadena de las Sierras Chicas donde está el Uritorco, ya hablaban que en sus entrañas residía una comunidad de seres espirituales. Las puertas de ingreso a Erks serían, “energéticas” y solo pueden detectarlas quienes tienen suficientes elevación espiritual.

En tiempos recientes algunas personas que se extraviaron en el Uritorco fueron rescatada dias después, contando historias de haber recibido ayuda de hombres vestidos con túnicas blancas y muy buenos modales que los alimentaron y curaron sus heridas.

Lo concreto es que si alguien nos les hubiera brindado ayuda, habrían muerto más por frío que por hambre. Además está el hecho de que miles de personas de la zona afirman, desde hace mucho, haber oído en las noches ruidos surgidos del interior del cerro, semejantes a los que haría una maquinaria de gran potencia.

EN PLENA SELVA AMAZÓNICA: PAITITI, EN LA FRONTERA ENTRE PERÚ Y BRASIL

También en nuestro continente americano hay noticia de estas ciudades ocultas, y a las que solamente se tiene acceso con una cierta preparación de un maestro que te guiará.

A la ya mencionada Ciudad de Cesares, así como de la misteriosa Erks, en las profundidades del cerro Uritorco situado en la provincia de Córdoba próximo a la ciudad de Capilla del Monte, ambas en territorios de la Argentina, algunos compartidos con Chile. y de las que nos ocupamos en el tema principal, debemos agregar la siempre enigmática y a la vez inquietante Paititi, supuestamente ubicada en una región incierta de la poco accesible región selvática que conforma la frontera entre Perú y Brasil, allí donde el Amazonas domina todo.

En Cuzco, los ancianos sabios emparentados al chamanismo describen a la inalcanzable Paititi de la siguiente manera, a modo de complas: “Corazón de corazón / Tierra india del Paititi a cuyas gentes se llama indios / todos los reinos limitan con él. / Pero él no limita con ninguno / Aquí pueden verse sin atajos el color del canto de los pájaros invisibles”. Lo describen como un sitio único.

Otros lo enseñan así: “Estos son los reinos de Paititi / Donde se tiene el poder de hacer y desear / Donde el burgués sólo encontrará comida / Y el poeta tal vez pueda abrir la puerta cerrada, /desde antiguo, del más purísimo Amor.” Se supone que el lugar probable de existencia física de Paititi es en una región selvática y montañosa que ni siquiera ha sido estudiada por los científicos modernos.

La gran mayoría de las expediciones desde siglos atrás nunca regresaron y si alguna vez, resultado de grupos desmembrados, hubo quienes lo hicieron llegar tan trastornados mentalmente que les fue imposible explicar con qué se habían encontrado.

 

ANTONIO LAS HERAS, Buenos Aires, ASrgentina

MIEMBRO HONORÍFICO Y ASESOR CULTURAL DE ASOLAPO ARGENTINA

(*) Doctor en Psicología Social, filósofo y escritor. Magister en Psicoanálisis. Pte. Asoc. Arg. Parapsicología y de la Asoc. Junguiana Argentina